Sobre nuestra Comunidad

Dios es el Señor y Creador,
siempre habla de un nuevo "HÁGASE".

A menudo la gente nos pregunta por el significado de nuestro nombre y el tipo de trabajo que hacemos. No somos una iglesia, pero vivimos en comunidad, servimos a Jesús y a todos los aquellos que lo aman como su Salvador y Señor. Esto nos guió en el camino del consecuente discipulado de Jesús. Por amor a Él, deseamos recorrer su camino de humildad, sacrificio, obediencia y vivir la Palabra de Dios en la práctica, en la vida cotidiana, en comunidad, como lo hicieron los primeros cristianos. Nuestra vestimenta es una expresión de nuestra llamada a vivir exclusivamente para Jesús.

Fundada después de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, la Hermandad Evangélica de María se desarrolló con los años en una comunidad internacional e interdenominacional.

Teniendo nuestras raíces en la iglesia evangélica luterana, contamos ahora con hermanas y hermanos de diferentes denominaciones y nacionalidades.

La Hermandad Evangélica de María nació dentro de un Grupo Bíblico de chicas, la mayoría luteranas, en Darmstadt, Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Un 11 de septiembre de 1944, la ciudad de Darmstadt quedó casi totalmente destruida por un fuerte bombardeo, pero de las cenizas surgió una nueva vida. Durante años Clara Schlink y Erika Madauss habían orado por un avivamiento entre las jóvenes de su grupo de estudio bíblico. Así al finalizar la segunda guerra mundial, irrumpió un avivamiento a medida que las jóvenes sintieron el juicio de Dios sobre su nación y sus ciudades, dándose cuenta de que estaban viviendo un cristianismo de tibieza e indiferencia.

La experiencia del perdón de Dios hizo surgir en ellas un amor ferviente por Jesús. Se despertó un anhelo de compartir una vida de oración y servicio en común (Hechos 2:44). Más tarde en 1947, bajo la dirección de la Madre Basilea (Dr. Clara Schlink, 1904-2001) y de la Madre Martyria ( Erika Madauss, 1904-1999), fue fundada la Hermandad Evangélica de María.

Él construye algo nuevo de
las RUINAS de nuestras vidas